El capitalismo produce riqueza, ya que fomenta el esfuerzo y la productividad. Para prosperar hay que mejorar la sociedad: producir algo que la sociedad quiera o desee. En este punto el concepto de “mejora” es abstracto y puede referirse tanto a facilitar un trabajo o una acción, resolver un problema de salud, proporcionar placer de cualquier tipo, etc.
Se incentiva la aparición de individuos hiperproductivos, que despuntan de forma exagerada debido a su especial interés/esfuerzo. El caso de los super millonarios, especialmente en tiempos modernos, se suele dar con personas que han encontrado un nicho de mercado y lo han sabido explotar de forma ultra eficiente.
Se suele argumentar que gran cantidad de los ultraricos y millonarios vienen de familias que ya eran millonarias, y esto puede ser cierto en algunos casos. No obstante, esa riqueza no ha sido generada anteriormente y el individuo que la generó tiene derecho a gestionarla como considere, ya que el esfuerzo fue suyo.
El socialismo persigue la igualdad política, económica y social. Esto desincentiva la productividad, ya que cualquier sobreesfuerzo no se compensa con mejoras de ningún tipo. Obviamente, esta igualdad es sólo aparente, ya que cuánto más cerca están los individuos del poder menos igualdad hay. Está regla no entiende de -ismos.
Obviamente, entre estos dos extremos (i.e., capitalismo salvaje vs comunismo) hay puntos intermedios entre los cuáles debería encontrarse el punto de equilibrio.
- En el extremo liberal la gente que no trabaja o no se esfuerza terminaría muriendo de hambre o robando, lo cuál generaría problemas sociales.
- En el extremo socialista la gente que no trabaja ni se esfuerza tendría acceso a lo mismo que los que sí se esfuerzan y trabajan, con lo cuál, si la lógica aplica, haría que la mayor parte de la sociedad prefiera no esforzarse si el resultado va a ser el mismo.
Al tener una sociedad que no se esfuerza, la productividad baja, cada vez hay menos recursos y se generan problemas sociales
Buscando acercarnos al equilibrio se podrían buscar fórmulas que resuelvan (algunos de) los problemas más evidentes:
La hiperproductividad produce grandes evoluciones y progreso, pero genera grandes desequilibrios en términos económicos (i.e., ultra ricos). Esto en sí no debería ser un problema, si no fuera por el enorme poder que otorga la riqueza, en cuánto a posibilidad de comprar favores y corrupción.
Si se limita el beneficio máximo que se puede obtener de un negocio, se puede desincentivar la creación de negocios arriesgados, ya que el coste/beneficio en cuánto a riesgo podría no compensar.
Se podría poner un techo a los beneficios de los diferentes puestos de cualquier empresa: máximo 10-20x el sueldo de la posición inferior, incluyendo la remuneración total anual de cada individuo (i.e., patrimonio generado por la misma empresa)
La aproximación proporcional que tenemos actualmente, dónde hay tramos crecientes de hasta el 40-50% en los tramos superiores va justamente en la misma dirección. Y se antoja correcta hasta el momento en el que aparecen mecanismos legales que permiten reducir estos costos.
La falta de esfuerzo o interés productivo al tener ingresos pasivos por parte del estado sin necesidad de realizar actividad productiva:
Excepto en el caso de problemas de salud graves o inhabilitantes, no debería existir ningún subsidio que no venga asociado con una actividad productiva (i.e., actividades propuestas por el ayuntamiento local, cómo servicios sociales).
El estado debería tener un sistema de ocupación lo suficientemente bien organizado, distribuido y flexible tal que cualquier individuo pueda ser útil a la sociedad haciendo algo que se le dé bien o que no le produzca un desagravio. Desde realizar tareas de limpieza, hasta acompañar a personas ancianas a pasear, hay multitud de tareas que podría gestionar el estado de forma productiva.
Obviamente, todas estas tareas deberían tener unos mínimos de actitud de forma que el sistema funcione de forma correcta. No es aceptable que alguien se dedique a acompañar a ancianos y los trate mal, o que se dedique a limpiar pero no lo haga de forma adecuada o con un nivel mínimo de productividad.
Se podrían estudiar unos mínimos de tiempo y esfuerzo de forma que se adapten a las diversas necesidades.
Todo esto aplicaría también a los sistemas punitivos en los que los individuos no tendrían garantizado ningún derecho, si no que tendrían que ganárselo haciendo tareas productivas. Estas tareas podrían ser sociales o funcionales, tanto dentro como fuera de los sistemas penitenciarios. Siempre que haya una proporcionalidad en el coste/beneficio.